Castillos de la Comunidad Valenciana (III): Villena y Guadalest | Federación de Campings Comunidad Valenciana

Castillos de la Comunidad Valenciana (III): Villena y Guadalest

Las fortalezas recorren la provincia de Alicante de norte a sur en la Costa Blanca y en el interior, que es donde se esconden algunos de los castillos más bellos de la Comunidad Valenciana. Algunos, como el de Sax, formaban parte de una línea de más 200 fortificaciones que servían como frontera defensiva entre los territorios musulmantes y aquellos reconquistados por los cristianos. Otros, como el Castillo de Santa Bárbara (Alicante), todavía conservan gran parte de su encanto por su ubicación estratégica y sus preciosas vistas de la bahía alicantina.

A continuación nos centramos en otros dos castillos de Alicante que ofrecen historia y naturaleza a partes iguales: el Castillo de la Atalaya de Villena y el Castell de Guadalest, desde donde podemos divisar uno de los espacios naturales más espectaculares de Alicante.

Castillo de Villena: una atalaya en la Tierra de Don Manuel

Conocido como el Castillo de la Atalaya, los orígenes del Castillo de Villena datan del siglo XII, cuando los árabes planificaron su construcción sobre el Cerro de San Cristóbal, en la Sierra de la Villa, para controlar el Valle del Vinalopó. Su función desde su origen fue defensiva. De hecho, las murallas del castillo de Villena eran tan robustas que, según algunas crónicas, el rey Jaime I tuvo que asediar el castillo hasta tres veces antes de conquistarlo.

A nivel histórico, el Castillo de Villena es el vestigio de lo que un día fue el Señorío de Villena, creado por Alfonso X el Sabio y cedido a su hermano, el infante Don Manuel (por eso esta zona se conoce como la Tierra de Don Manuel). Éste, a su vez, lo legó en herencia, junto con las posesiones dominadas desde la Atalaya, a su hijo Don Juan Manuel.

Fue precisamente este personaje, autor del la célebre obra literaria “El Conde Lucanor”, el encargado de la gran restauración del esta fortaleza con el objetivo de mejorar su seguridad para alojar a su prometida, la princesa Constanza de Aragón, quién fue su segunda esposa y quien permanecio recluida aquí durante toda su niñez (desde los 6 hasta los 12 años).

Después del linaje de los Manueles, el Castillo de Villena se incorporó a finales del siglo XV a las posesiones de los Reyes Católicos. Ellos crearon el nuevo título de Marqués de Villena, y el castillo se asoció a sus titulares desde entonces. En los siglos posteriores, el Castillo de Villena tuvo relevancia en las Revueltas de las Germanías, durante la Guerra de Sucesión (50 hombres fieles a los borbones soportaron un asedio durante días tras sus murallas) y en la Guerra de la Independencia cuando el Mariscal Suchet, uno de los hombres más importantes del ejército de Napoleón, ordenó volar las cubiertas de la torre del homenaje. Las obras de restauración llegarían en el siglo XX (1958) tras más de un siglo de abandono.

A nivel arquitectónico, el castillo de Villena posee dos recintos amurallados. La parte de la muralla exterior está protegida por doce torres y en el interior encontramos la imponente torre del homenaje, de cuatro pisos de altura y que domina todo el conjunto. Actualmente este castillo es muy famoso por sus iluminación nocturna, que ofrece unas panorámias preciosas, y por ser un elemento destacado en las Fiestas de Moros y Cristianos de la localidad.

Castell de Guadalest: el encanto de lo “pequeño”

El Castell de Guadalest es uno de los rincones más encantadores de la Costa Blanca. De hecho, Guadalest uno de los pueblos más bonitos de España y una de las localidades más conocidas de Alicante.

El Castillo de San José y la Fortaleza de Alcozaiba, que así se denomina a este conjunto arquitectónico, data del siglo XII, aunque la mayoría de los restos que se conservan pertenecen al siglo XIV, concretamente el reinado del rey Pedro IV de Aragón.

De carácter defensivo, el Castell de Guadalest está dividido en dos partes: una destinada a cementerio local y otra a la defensa de la población. A diferencia de otros muchos castillos de la Comunidad Valenciana, actualmente no se encuentra bien conservado, ya que fue destruido primero por dos terremotos y después por los bombardeos de la Guerra de la Independencia.

Sin embargo, esta fortaleza tiene dos peculiaridades que la convierten en una visita obligada en esta provincia: la primera, que alberga la villa entera, ya que todo el pueblo formaba parte del castillo; la segunda, que está situada en un espacio natural de gran belleza, rodeado de montañas y con vistas a un bonito embalse. Ambas convierten a Guadalest y a su castillo en un enclave lleno de encanto.

Si decides hacer una visita al Castell de Guadalest debes visitar el rico patrimonio cultural de esta preciosa y pintoresca localidad alicantina. La entrada al pueblo, de calles empedradas, se realiza a través de un túnel que atraviesa la montaña del castillo. Una vez allí, te recomendamos visitar la Casa Orduña, el Museo Antonio Marco de casitas de muñecas, juguetes antiguos y un belén biológico, el Museo Microgigante, el Museo de Microminiaturas, el Museo de la Bicicleta y el Museo de Torturas Medievales.

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